4.1.11

Podríamos haber sido amigas, salir juntas, pasarla bien… hasta que un día habiendo bebido demasiado (o no), nos besamos. Luego estarías una semana sin siquiera cruzar tu mirada con la mía. Y yo en mi casa pensando en vos, en ese beso, pensando en que quería más, en que no me había llegado a nada.
Entonces me llamarías, volveríamos a salir, a pasarlo bien, no hablaríamos de ese beso… pero ya no era como antes, algo raro nos pasaba por el estómago, algo entre tener ganas de vomitar o simplemente de olvidar todo lo que estábamos haciendo y abrazarnos y quedarnos así un buen rato. Y las dos creíamos que debíamos ocultar eso que sentíamos porque la otra no lo sentía así.
Poco tiempo pasó hasta el segundo beso. Estando las dos solas en tu casa, tenía que intentarlo, me acerqué todo lo que pude a ti. Nuestros labios casi se rozaban y dejé que vos fueses la que decidiera si hacerlo o no. Y lo hiciste, este beso ya no era como el anterior, ahora ya sabía lo que quería.

Y fuiste vos la que paraste aquel día, fuiste vos la que te separaste de mi y te quedaste callada. Yo me fui.
Y ahora, sentadas en mi sofá, me contas lo bien que te va con tu novio como si todo eso no hubiera pasado. Parece como si lo hubieses olvidado.
Y yo busco en otras mujeres lo que solamente creo que puede haber en vos. Aún así lo busco, sin resultado. Yo no te cuento nada, porque lo sabes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

comenta, putea, agradece, agrega, opina... hace lo que quieras